MOURINHO SE DA CONTRA EL MURO
Juanma Trueba
Nada cambia. El
Barcelona ganó ayer su quinto Clásico de los últimos nueve (tres empates y una
derrota) y suma su séptimo partido sin perder en el Bernabéu (cinco victorias).
El fracaso de Mourinho es indiscutible en la que fue su primera misión al fichar
por el Real Madrid: ganar al Barcelona, terminar con su dominio y atajar su
excelencia. La exigencia de títulos venía después, no antes.
La derrota se produjo,
además, de la peor forma posible. Después de probarlo todo contra el Barça,
atacar y defender, Mourinho se inclinó por replegarse de nuevo, despreciando
las virtudes de sus jugadores más talentosos y el apoyo del Bernabéu. Nada le
salvó ayer. El 1-0 del descanso, su mayor conquista en el partido, fue mentira,
aunque esa mentira consolara a no pocos madridistas, confundidos por su
maniqueo discurso.
La razón es que la
primera parte fue el mundo según Mourinho. Sencillamente ocurrió lo que había
planeado. Regalar el balón al Barcelona y buscar una contra. La cazó Cristiano,
seguramente como también estaba programado. Su remate, aunque seco y duro, dejó
en evidencia a Pinto, que pareció lento de reflejos. A los diez minutos, el
Madrid ya tenía el objetivo cumplido. Mourinho también: ser como el Inter,
aquel Inter que eliminó al Barcelona de la Champions y propició su fichaje por
el Madrid.
De hecho, la alineación
inicial había sido plenamente interista y profundamente mourinhista. El once
era tan innovador que resultaba provocador. O viceversa. Mejor viceversa.
Jugaban sus favoritos, los cuatro portugueses de la plantilla, incluido
Carvalho, que no disputaba un partido desde el 27 de septiembre. La ocurrencia
más extravagante fue colocar a Altintop en el lateral derecho, trendingtopic en
Twitter en competencia con el actor Rob Lowe. El turco sólo había sido titular
en los partidos contra la Ponferradina. A grandes rasgos, y a excepción de Xabi
(primera víctima del sistema, después Marcelo y Özil), el equipo se dividía
entre forzudos y delanteros.
Plan. El modo de frenar al
Barça fue menos novedoso: adelantar la defensa y reducir el espacio de juego a
una franja militarizada de 30 metros. El resultado es que el equipo de
Guardiola tuvo la pelota, pero no encontró el fútbol. Su obsesión por explotar
la banda de Altintop (unas veces acertado y otras cómico) le hizo demasiado
previsible, incluso repetitivo. Aunque tal vez el análisis más sencillo es que
Messi apenas se dejó ver en ese tramo. Sólo se le recuerda un buen zurdazo que
sacó Casillas en los terrenos de Zamora. Poco antes, Alexis había cabeceado a
la escuadra en desigual pelea con Ramos y Carvalho.
Los explosivos
contragolpes blancos recordaban a las jugadas de ataque del fútbol americano,
lo que no es mucho decir. La cosa se reduce a que el lanzador (quarterback)
conecte con el receptor (gamo). Para ello, extrapolado al Madrid, sólo es
necesario que el dominio rival no ruborice ni al estadio ni a los jugadores
propios. Contra el toque, la confusión y el choque. Los cascos.
Perversión. La amarilla a Pepe a los
20 minutos volvió a revelar la perversión en la estrategia de Mourinho. Su
táctica no es sólo defensiva, hecho que ya traiciona la historia del Madrid:
además resulta violenta y, en muchos momentos, deleznable. Además de la tarjeta
que vio por pisar a Busquets, Pepe, emulando al toro Ratón, se pasó el partido
con maldades que sistemáticamente descubría al mundo la cámara ultralenta a 600
fotogramas por segundo. Alguien en ese club debería entender que estas
mezquindades no hacen sino abrillantar la virtud del Barcelona. Lo digo con
verdadera pesadumbre: se hace
difícil ser del Madrid si no te sostienen varias generaciones.
En la segunda mitad no
tardó en confirmarse la mejoría del Barcelona. También esto lo hemos visto más
veces. El plan de Mourinho, además de feo, es inútil. La presión no resiste 45
minutos y el Barcelona tampoco. El equipo que ha ganado 22 partidos esta
temporada modifica patéticamente su fisonomía cuando se enfrenta al Barça, el
rival al que vino a ganar Mourinho. Ya no sirve de disculpa la excelencia del
Barcelona. En su segunda temporada, el Madrid es la imagen de su entrenador (y
mánager), que tiene los jugadores que quiere.
Puyol empató al poco de
la reanudación con un gol que recordó al que marcó a Alemania en el Mundial.
Desde entonces mandó el Barça, abrumadoramente. Y se incrementó la dureza del
Madrid, hasta el bochorno.
Después de un palo y un
cabezazo de Busquets, Abidal consiguió el segundo tanto, gracias a un magnífico
pase de Messi a la espalda del muro madridista. Özil y Callejón ya estaban
sobre el campo, pero sólo para compartir el desconcierto. Granero entró en el
79' para culminar el disimulo del técnico. Luego prosiguió. Mala suerte. Error
defensivo en el gol de Puyol. Nada cambia.
Fuente: www.as.com
¿COMO SE LE GANA AL BARÇA?
Blog Fair Play de Emilio Contreras
Nadie podrá echar en cara a Mourinho que no haya buscado todos los caminos para derrotar al Barça. Después de nueve Clásicos es evidente que no ha dado con la tecla y que tras el fiasco de ayer, hay que volver al principio, a la noche del 5-0. Mejor perder de pie que ganar de rodillas.
Todo empezó una noche en el Camp Nou, con Mourinho celebrando entre aspersores el pase a la final de Champions de un Inter que resistió a sangre y fuego para dejar al Barça sin la final del Bernabéu. Aquel día se empezó a fraguar su fichaje por el Real Madrid. Nadie puso en duda cómo lo logró. El éxito fue eliminar al que ya era mejor equipo de la historia con un Inter que futbolísticamente estaba muy lejos. Eso es algo incuestionable.
Mourinho llegó al Madrid para acabar con la hegemonía del Pep Team. En su primer Clásico, el 29 de noviembre de 2010 en el Camp Nou, tuvo la tentación de jugar al Barça como lo hizo con el Inter. Quizá no tenía el mismo perfil de jugadores y optó por salirle a jugar de tú a tú alentado por el liderato y por el buen fútbol de los suyos en las semanas anteriores. El 5-0 le convenció de que eligió mal el camino.
En el rallye de Clásicos de abril, Mourinho cambió de estrategia y volvió al plan del Inter. Con Pepe en el medio, el Madrid ganó la Copa y plantó cara a su máximo rival a base de no dejar jugar al Barça. Era lo que le pedía el cuerpo a Mou. Esto reforzó su idea de que el camino no era jugar de tú a tú con los jugones, sino apostar por lo que Mourinho denominó "triángulo de presión alta": Xabi escoltado por los Pepe, Khedira o Lass.
El 1-3 de Liga en el Bernabéu con Xabi, Lass y Özil en el medio le terminó de convencer de que la única manera de ganar al Barça era haciendo partidos como el que diseñó anoche en el Bernabéu. Aquel aforismo que acuñó Valdano de "la derrota útil" recupera hoy su vigencia para entender que el plan cicatero de Mourinho no es el mejor plan y mucho menos en el Bernabéu, estadio donde el Madrid nunca salió acomplejado ante ningún rival en toda su historia.
Mourinho, un entrenador con mayúsculas, debe volver ahora al primero de los nueve Clásicos. Al Madrid no le queda otra que intentar ganar al Barça jugando con los mejores, apostando por el balón, saliendo al ataque, sin renunciar al fútbol y sin 'Pepes'. Y si el Barça te gana, dándole la mano. Mejor perder de pie que ganar de rodillas.
Fuente: www.marca.com
Peña Madridista El Esparto
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