martes, 31 de enero de 2012
domingo, 29 de enero de 2012
José Mourinho, el entrenador 'hooligan'
El técnico del Real Madrid lo tiene todo para ser dichoso y
universalmente admirado, pero se complica la vida. La inmadurez de un
adolescente y la intolerancia de un dictador militar sacuden su personalidad,
contradictoria y literariamente fascinante. Este es su retrato.
John Carlin 28/01/2012
Sus logros en el fútbol son lo de menos.
Lo realmente asombroso es cómo en los 20 meses desde que José Mourinho asumió
el cargo de entrenador del Real Madrid se ha convertido, de lejos, en el
personaje más polémico de España. Posiblemente nadie haya provocado más
división -más repulsa o más fanática adhesión- desde tiempos de Franco.
Los cuatro años que vivió en la capital
británica, como entrenador del Chelsea, fueron otra cosa. Fue feliz allá. Él
mismo lo dijo poco después de marcharse: "El único problema que tuve en
Londres fue el incidente con mi perro".
Tuvo su gracia aquel
"incidente", pese a que acabó siendo detenido por la policía. Tuvo su
gracia porque demostró que Mourinho el padre de familia, a diferencia del
personaje que presenta al mundo, tiene su punto de ternura. Según trascendió en
la prensa, y él nunca negó esta versión de los hechos, estaba en un evento en
el que se premiaba a los mejores jugadores del Chelsea cuando recibió una
llamada de casa. Su mujer y dos niños estaban histéricos. Dos policías habían
llegado a la puerta y querían llevarse a la mascota familiar. No, no un
rottweiler; un diminuto yorkshire terrier, uno de esos perritos de falda
peludos, populares entre señoras mayores, cuyos rostros parecen expresar dulce,
perpleja -y permanente- sorpresa.
Mourinho salió disparado a casa.
Arrebató el perro de las manos de los oficiales de la ley, hubo un forcejeo y
el animal, misteriosamente, desapareció. Nunca quedó muy claro si Mourinho lo
escondió o si se fugó a la noche londinense. Lo que sí se supo -Scotland Yard
lo confirmó- fue que Mourinho fue detenido y llevado a la comisaría. El
problema tuvo que ver con las complicadas leyes de cuarentena británicas y con
la sospecha que tenía la policía de que el perro había entrado en Inglaterra
sin que sus dueños cumpliesen los necesarios requisitos legales. El desenlace
del episodio fue que, lejos de provocar la indignación del público inglés, Mourinho
quedó como un héroe: defensor de su perro, símbolo en carne y hueso (al menos
para los ingleses, grandes amantes de la especie canina) de la unidad y
felicidad familiar. Los incondicionales de Mourinho en España (los adeptos al
"mourinhismo", palabra incorporada ya al vocabulario español, como si
fuera una ideología, o una secta religiosa) habrían sacado una similar
conclusión.
Pero hubo otra interpretación posible de
aquel incidente londinense, una a la que se predispondría aquel sector de la
población española que (el verbo no es ninguna exageración) lo detesta: que
Mourinho es tan prepotente y grosero que se considera por encima de cualquier
ley, humana o divina; que sus éxitos en el fútbol le han hecho creer que está
más allá del bien y del mal. Ahora estos éxitos han sido considerables. No le
faltan motivos para sentirse satisfecho consigo mismo. Su trayectoria
profesional ha sido estelar, compensando con creces la frustración que sintió
en su juventud por no dar la talla como jugador. En menos de 12 años como
entrenador ha ganado la máxima competición de clubes mundial, la Liga de
Campeones, dos veces; la primera (quizá su hazaña más extraordinaria), con el
Oporto en 2004, y la segunda, con el Inter de Milán en 2010, tras vencer al
todopoderoso Barcelona en semifinales. Ha ganado la Liga portuguesa, la
italiana y, con el Chelsea, la inglesa dos veces. Y ha acumulado varios trofeos
importantes más, entre ellos, la Copa del Rey con el Real Madrid la temporada
pasada. Hoy está en vías de ganar la Liga española por primera vez, ya que
lleva cinco puntos de ventaja sobre el Barcelona, y va viento en popa en la
Liga de Campeones. Triunfar a tal nivel de manera tan consistente en tan poco
tiempo en el deporte -en el fenómeono de masas- más grande del mundo no es poca
cosa. Cuando Florentino Pérez, el presidente del Real Madrid, afirma que es el
mejor entrenador del mundo, no es fácil refutarle. Hasta se puede llegar a
comprender porque le ha entregado, desde su llegada en mayo de 2010,
prácticamente el poder absoluto en el club, o más poder del que había tenido
jamás un entrenador del Real Madrid.
Mourinho tiene todo en sus manos -sin
excluir un salario básico de 10 millones de euros anuales- para ser una persona
dichosa y universalmente admirada. Pero el hombre se complica mucho la vida, o
quizá sea víctima de una personalidad Jekyll y Hyde. En casa, con su familia y
perro, no hay motivos para dudar de que sea alegre y cariñoso. Pero la cara
pública es la de un personaje permanentemente iracundo y resentido que ve
enemigos por todos lados. No es paranoia, porque enemigos sí tiene. Pero los
tiene en gran medida porque se los ha buscado. Sus declaraciones, e incluso sus
gestos, parecerían estar sistemáticamente diseñadas para generar antipatía en
un amplio sector de la población. El otro sector, el que está con él, le adula
en buena medida por el antagonismo que ha generado en los demás. Uno o está con
él o contra él, y si está con él, con toda seguridad va a ser un aficionado del
Real Madrid. Lo interesante y novedoso de lo que está ocurriendo ahora es que
el mourinhismo está perdiendo adeptos. La fe se diluye. Por primera vez, el fin
de semana pasado, y pese a que su equipo jugó bien y ganó por goleada, fue
pitado por un amplio sector del estadio Bernabéu. La prensa deportiva
madrileña, que vive de las ventas a los aficionados del Real Madrid, se mostró
más crítico con él que nunca, en algunos casos sugiriendo que quizá se acercaba
el momento de decirle adiós.
¿Cómo se explica? Principalmente, por la
monumental prioridad que la afición madridista le otorga a la rivalidad con el
Barcelona. Se fichó a Mourinho ante todo para que bajara al campeón de casi
todo de su pedestal, pero lo que pasó la semana pasada -el desencadenante del
enfado sin precedentes que provocó- fue que, una vez más (de los 10 partidos
que los ha enfrentado desde la llegada de Mourinho, el Madrid solo ha ganado
uno), el equipo catalán triunfó. Nada nuevo ahí, pero lo que inflamó a la
afición fue la manera -y las maneras- con la que se perdió. Fue, en resumen, la
gota que colmó el vaso. Porque lo que se entiende ahora con más claridad que
nunca es que hacía ya tiempo que muchos aficionados del Real Madrid albergaban
dudas sobre su entrenador, sobre su estilo de juego y su forma de ser.
Ha habido como consecuencia un
inesperado acercamiento entre los antimourinhistas y los que, por un
sentimiento de lealtad o por no querer dañar a su equipo, decían apoyarle. Hubo
muchas "gotas" acumuladas antes de la semana pasada, muchas que
aquellos madridistas apegados a aquel concepto de "señorío" con el
que se gusta identificar al club se vieron obligados a tragar. Las raíces del
problema se pueden trazar a la derrota del Madrid por 5 a 0 contra el Barcelona
en su primer encuentro de la era Mourinho. Fue a partir de ahí que Mr. Hyde se
destapó.
Las primeras señales se detectaron en
los malos tratos hacia determinados individuos, como su antecesor en el Madrid,
Manuel Pellegrini, cuando declaró que nunca trabajaría en un club como al que
se había traspasado, el Málaga (de paso, insultó a toda una ciudad); como
Manolo Preciado, el españolísimo y muy querido entrenador del Sporting de
Gijón, que respondió que Mourinho era "un canalla"; y, lo peor, Jorge
Valdano, el director general del Real Madrid, antiguo jugador y entrenador del
equipo y además campeón del mundo con Argentina, al que despreció y humilló sin
ningún disimulo (¿no podría haber librado su batalla personal en privado?)
hasta que logró echarle del club.
Y luego, los berrinches. Muchas de las
ruedas de prensa de Mourinho han sido como sesiones públicas de psicoanálisis
en las que descarga sus agravios contra el mundo, contra el destino o, por
decirlo de otra manera, contra los árbitros o los jugadores rivales. Con la
ceguera de un fundamentalista, es incapaz de reconocer que existen argumentos
en su contra, que los árbitros se equivocan con el Barcelona tanto como con el
Real Madrid, que si algún jugador rival finge, los suyos a veces fingen
también. Su "¿Por qué? ¿Por qué? ¿Por qué?" la temporada pasada tras
caer derrotado en la Liga de Campeones contra el Barcelona pasará a la
historia, el equivalente futbolero al clamor de un Camus o un Sartre contra la
apatía del universo, o la de un creyente dolido contra la injusticia divina.
Después ha habido un sinfín de
filtraciones del vestuario, nunca negadas, alegando todo tipo de pugnas
internas, de antagonismos entre los españoles de la plantilla y los demás, de
órdenes que ha dado Mourinho a los jugadores de que en sus declaraciones a la
prensa no se desvíen de su guión antiarbitral, que no reconozcan que el rival,
sencillamente, jugó mejor, o tuvo un mejor planteamiento. Cuando Iker Casillas,
el capitán de la selección española, llamó a Xavi Hernández, compañero de la
selección y jugador del Barça, para hacer las paces, Mourinho lo castigó con un
partido en el banquillo.
Siempre hay conspiraciones contra él,
provengan estas de los árbitros, de equipos rivales, de la prensa, de sectores
dentro de su propio club, sin excluir a los jugadores.
Rodeado
de gente, según él lo percibe, que lo quiere destruir, habrá visto cierta
justificación (nunca pidió perdón) por la gran grosería por la que su estancia
en el Real Madrid será siempre recordada: el dedo que le metió en el ojo a Tito
Vilanova, el asistente del entrenador del Barcelona, Pep Guardiola, el verano
pasado, tras caer derrotado en la Supercopa española. Lo más reciente, lo que
desató la bronca en el Bernabéu, la alineación ultradefensiva -algunos dijeron
"cobarde"- y la actitud destructora que acabó en derrota en casa
contra el Barcelona. La imagen de ese partido fue el pisotón de Pepe, el
soldado más fiel a la letra y el espíritu de Mourinho, en la mano de Leo Messi.
Ante las críticas, Mourinho respondió como hizo hace un año, cuando hubo un
momento en el que parecía que no se estaba saliendo con la suya: deslizó que
podría abandonar el club, lo que provocó que Alfredo Relaño, director del
diario As y entre los periodistas que más duros han sido con
Mourinho en la última semana, escribiera que el portugués tenía "vocación
de Schettino" (el capitán del barco que se hundió en la costa italiana la
semana pasada.)
Es casi inevitable concluir que el
motivo por el cual Mourinho cae tan mal entre tantos españoles (y más y más en
el resto del mundo, ya que el Real Madrid es un fenómeno global) es que combina
dos cualidades poco admirables en un ser humano: la inmadurez de un adolescente
complicado con la intolerancia y la exigencia de lealtad absoluta de un
dictador militar. Decía precisamente esto sobre Mourinho un conocido personaje
del fútbol español en una conversación esta semana. Lo que le caracteriza,
agregó, es un egocentrismo tan total que le da igual que el equipo a su mando
sea el Madrid, el Chelsea, el Oporto o el Inter con tal de crear ejércitos en
cuyos triunfos él se pueda vanagloriar; el fútbol es su escenario, pero no da
ninguna sensación de amar el deporte en sí, como manifiestamente lo aman rivales
suyos como Guardiola, o Alex Ferguson (del Manchester United), o Jorge Valdano.
Lo suyo igual podría haber sido el béisbol, la banca o la política. Sería una
traición mencionar el nombre del conocido personaje que citamos, pero tampoco
es tan descabellada, o incluso tan especialmente aguda, su opinión. En
realidad, es tan difícil de refutar como el brillante palmarés profesional del
que Mourinho goza.
Como suele ser el caso en los
adolescentes difíciles y los dictadores, el personaje que Mourinho expone al
público (¿quién sabe, repetimos, cómo es en casa o con sus mejores amigos?)
parece carecer de inteligencia emocional. Todos metemos la pata de vez en
cuando, insultando al prójimo sin necesariamente querer hacerlo, delatando
nuestras inseguridades o vanidades. Cuando lo recordamos, lo normal es
ruborizarse y prometernos a nosotros mismos que no se va a repetir. Mourinho
mete la pata una y otra vez, cayendo en el ridículo o el oprobio sin
arrepentirse o siquiera, aparentemente, darse cuenta. No siente ninguna
necesidad de corregir su comportamiento y, como carece de una figura paterna
que le reprenda (más bien, es un adolescente consentido), lo sigue haciendo.
La notoriedad y el éxito le han
devorado, y los únicos en España que han intentado cerrar los ojos a esta
obviedad han sido los aficionados -aunque no todos, porque algunos siempre se
sintieron molestos con él- del Real Madrid. Ahora, muchos que estaban
dispuestos a darle el beneficio de la duda ya son incapaces de hacerlo. Hoy ya
no genera tanta división como antes: hoy lo que hay es más bien un repudio
generalizado. Con una notable excepción: el núcleo duro representado por el
grupo conocido como los Ultra Sur, que aplaude el ojo en el dedo, que corea su
nombre cuando los demás le pitan, que es incondicional en su lealtad al líder
máximo y cuyas tendencias políticas, como es bien sabido, son -curiosa
casualidad- de corte fascista.
Ahora,
una de las grandes verdades del fútbol es que el estado de ánimo del aficionado
puede cambiar de un día para otro. El Real Madrid cayó eliminado de la Copa del
Rey tras un empate con el Barcelona en el Camp Nou esta semana, pero cayó con
nobleza, mereciendo ganar. En el campo. Porque, una hora después del partido,
Mourinho fue incapaz, una vez más, de controlar al Mr. Hyde que lleva dentro y
en el parking del Camp Nou le dijo de todo al árbitro del
partido. "Artista, jodes a los que trabajan", fueron sus palabras
textuales. "No respetas a los profesionales serios. Ahora te vas a fumar
un puro y te reirás, sinvergüenza".
O
sea, el entrenador transformado en hooligan. Lo curioso es que
el gran partido que acababan de hacer sus jugadores podría marcar una nueva
etapa para el equipo, podría haber acabado con el complejo que Mourinho
arrastra desde aquel lacerante 5-0 en el primer encuentro entre los dos grandes
rivales. Quizá sí se quite el complejo y acabe ganando no solo la Liga
española, sino que triunfe también en la Liga de Campeones. Puede que vuelva a
consagrarse como un ganador sin parangón. Pero la pregunta que se deben de
estar haciendo algunos madridistas es si los trofeos -e incluso la posibilidad
de sumar victorias contra el Barcelona- tienen más valor que la imagen que
proyecta al mundo y el ejemplo que da a los niños un club que tiene como
bandera y buque insignia a un personaje como José Mourinho. Por más que quiera
a su perro.
Como traductor, inicialmente, de Bobby
Robson, José Mourinho pasó a ser asistente técnico del británico en el Sporting
de Lisboa. Le siguió a Oporto y Barcelona, donde, en 1996, el presidente del
club catalán Josep Lluís Núñez había elegido al inglés como recambio de Johan
Cruyff. Su capacidad de trabajo y su astucia a la hora de analizar a los
equipos rivales fue lo que Robson valoró en Mourinho; y el sucesor del
británico, Louis van Gaal, también. Mourinho aceptó la invitación de formar
parte del personal del holandés en el Barcelona. A las órdenes de ambos
técnicos, el portugués coincidió con Pep Guardiola, entonces jugador. Sus
caminos se volvieron a cruzar, ya como entrenadores, en la semifinal de la
'Champions' de 2010, donde el Inter de Mourinho eliminó al Barcelona. Fue el
principio de una rivalidad que ha cautivado al mundo. En la imagen, antes del
partido de ida de los cuartos de final de Copa en el Bernabéu, el pasado día
18.
José Mário dos Santos Mourinho Félix
(Setúbal, 26 de enero de 1963) fue nombrado en 2004 y 2005 mejor entrenador de
fútbol del mundo por la Federación Internacional de Historia y Estadística de
Fútbol (IFFHS). Además, recibió el FIFA Balón de Oro como mejor entrenador de
2010. Es, junto a Ernst Happel y Ottmar Hitzfeld, el único que ha ganado la
'Champions' entrenando a dos equipos distintos: Oporto e Inter de Milán. Entre
2004 y 2007 entrenó al Chelsea de Roman Abramóvich, con el que ganó dos veces
la Premier League. Tras ser despedido y con un contrato por tres temporadas de
nueve millones de euros por año sobre la mesa, fichó por el Inter de Milán. En
la temporada 2009-2010 consiguió el triplete con el equipo italiano, y fichó
por el Real Madrid en mayo de 2010, con el que ganó la Copa del Rey la
temporada pasada. En la imagen, el portugués, en el estadio Ramón
Sánchez-Pizjuán, el 17 de diciembre del año pasado.
Nombre completo
José Mourinho
Fecha y lugar de nacimiento:
1963 (Setúbal - Portugal)
Profesión:
Entrenador de fútbol
Datos académicos:
Es Licenciado en Educación Física, y especializado en la Metodología del Fútbol
Artículo original www.elpais.com
Peña Madridista El Esparto
Asamblea General Ordinaria 2012
El día 28 de enero de 2012 se celebró, tal y como establecen nuestros estatutos, la Asamblea anual de socios tratando el siguiente orden del día:
1.- Lectura y aprobación del acta anterior.
2.- Memoria de actividades 2011.
3.- Balance económico 2011.
4.- Presupuesto 2012.
5.- Local.
6.- Ruegos y preguntas
La asistencia de socios fue discreta. Todos los acuerdos se adoptaron por unanimidad y la participación de los asistentes logró que se alcanzaran mejores acuerdos en beneficio de todos los socios.
En resumen, la Asamblea dió el visto bueno a las cuentas de 2011, se decidió establecer el Rte. Hermanos Castillo como local de referencia para que los socios puedan ver los partidos del Real Madrid junto con el resto de los peñistas y se aprobó continuar con las subvenciones de 30 euros para viajes por socio y año y 15 euros para los poseedores del Carnet Madridista. Como novedad y con carácter retroactivo para 2011, se decidió que la subvención para los viajes no se perderá si transcurrido el año el socio no ha realizado ningún viaje, en ese caso, se acumulará para disfrutarla en próximos viajes aunque sean de años posteriores y siempre mientras que la Asamblea de socios anual decida mantener la subvención.
Accede al acta de la Asamblea pinchando aquí.
Peña Madridista El Esparto
Jornada 22 de Liga
Partidos, horarios y televisiones correspondientes a la jornada 22 de Liga:
Fuente: www.ligabbva.com
Peña Madridista El Esparto
Sábado 4 de febrero | ||||||
18:00 | R. Mallorca | R. Betis | ||||
18:00 | Athletic | Espanyol | ||||
18:00 | Levante | Racing | ||||
20:00 | Getafe | R. Madrid | ||||
22:00 | Barcelona | R. Sociedad | ||||
Domingo 5 de febrero | ||||||
12:00 | Sporting | Osasuna | ||||
18:00 | Sevilla | Villarreal | ||||
19:45 | R. Zaragoza | R. Vallecano | ||||
21:30 | At. Madrid | Valencia | ||||
Lunes 6 de febrero | ||||||
21:00 | Granada | Málaga |
Peña Madridista El Esparto
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