James Carville,
quien fuera asesor del gobernador de Arkansas Bill Clinton en el
año 1992, colgó en la puerta de su cartel electoral las tres ideas que, en
su opinión, acabarían convirtiendo al candidato demócrata en el
cuadragésimo segundo presidente de los Estados Unidos de América; una de ellas,
la segunda en concreto, rezaba lo siguiente: "Es la economía,
estúpido". Hasta tal punto tuvo éxito aquella frase y caló entre los
votantes que terminó convirtiéndose en uno de los lemas no oficiales de la
campaña, y quién sabe si llevando incluso en volandas a Clinton hasta la Casa
Blanca, y aún hoy se sigue utilizando por analistas y tertulianos cuando
quieren dejar claro que la buena marcha de la economía de un país está muy por
encima de cualquier otro problema que pueda surgir.
Durante todo el día de ayer llevan los calamares de Angel Villar
dale que te pego, tratando en vano de extender un manto de tinta
negra-negrísima sobre la primicia adelantada el miércoles por el programa Futboleros de Marca
TV acerca de la
reunión que el presidente de la federación y el del Barcelona mantuvieron a
escondidas en un hotel de Madrid. La metedura de pata es de un calado tal, la
reunión deja tan mal a ambos participantes y lo que el periodista de Radio Marca captó en ella supone un palo tan duro
a la credibilidad de la competición, que los cefalópodos han salido, raudos y
veloces y a la voz de "¡ya!", para hablar de otras reuniones, otras
visitas, otros abrazos, otras fotos... Falso de toda falsedad.
Florentino Pérez no ha mantenido nunca una reunión extraoficial
y privada con el presidente Angel Villar, todas las que ha celebrado con él han
sido públicas y notorias. Pero, aún en el caso de que así hubiera sido, aún en
el caso de que el presidente del Real Madrid se hubiera reunido con Villar a
escondidas, de ninguna de esas reuniones ha traslucido una frase tan demoledora
como la que desveló Futboleros:
"Qué más quieres que te dé, Sandro, no puedo darte ya nada más". Es
esa frase, y no el hecho de que se reunieran sin luz ni taquígrafos, la que
realmente importa. La frase y nada más que la frase. Porque no hace falta ser
Bob Woodward para deducir que quien ya no puede darle nada más a alguien es
porque algo le dio antes que ahora. Y porque no es necesario transmutarse en
Carl Bernstein para llegar a la conclusión de que el Real Madrid debería estar
algo más nervioso hoy que el miércoles a las once de la noche. La tinta
negra... sobre el papel en blanco.
Peña Madridista El Esparto