"Esto es para para callar la boca a
los que me critican. Da igual lo que digan, claro que no me importa porque yo
hago mi trabajo y lo hago bien. Los que me critican no entienden de
fútbol".
Cristiano Ronaldo
Estas son las declaraciones de CR7, una vez finalizado el partido de fútbol entre el Sevilla y el Real Madrid (2-6), después de hacer tres goles , uno de pena máxima. Como ven -queridos lectores- CR7 en estado puro, "haciendo amigos" y "creando simpatía" para él y su equipo. Pasemos al análisis.
La derrota del Real Madrid ante el
Barcelona, fue un duro golpe para el madridismo que casi teníamos la certeza de
que esta vez si que podíamos ganarles. La desilusión y la tristeza
invadió al madridismo culpando de la derrota al equipo en general y a CR7 en
particular. Después de ver el encuentro por televisión, uno, que no entiende de
Fútbol -a juicio de CR7- y con su venia le voy a contestar.
El Real Madrid no solo perdió tres
puntos sino algo más. Perdió la posibilidad de encumbrarse
como el mejor equipo del mundo y desbancar al Barcelona de este puesto. Perdió
la posibilidad de que millones de niños de todo el mundo se hiciesen
simpatizantes merengues, restando al Barcelona la primacía que ostenta en la
actualidad y las derivaciones económicas en contratos de publicidad y
televisión. Aquella noche, millones de niños chinos y japoneses se hicieron de
Messi y dejaron de ser o no serán de CR7, lo que significa que el Real Madrid
empezó a perder la historia.
Alguien tendrá que decirle a CR7, que el
Real Madrid tiene el prestigio de ser el Club más laureado del S.XX y quiere
seguir siendolo en el XXI y que con actitudes de prepotencia no se va a ningún
sitio: son propicias para ganar antipatías por doquier. Es cierto que la
mayoría de la prensa hablada y escrita, criticó su forma de jugar
individualista, -él solo contra Messi- narcisista, insolidaria -no contó con
sus compañeros- y hasta algunos medios le culpan de la derrota por los dos
fallos clamorosos que tuvo. No seré yo quien lo haga -un fallo lo tiene
cualquiera- también CR7. Pero no le perdono ese afán de protagonismo, que le
hace ignorar a sus compañeros, entendiendo el partido como un duelo personal
entre él y Messi y no entre dos equipos, e ignorando que el fútbol es un
deporte asociativo y que en ello estriba su belleza. De ahí sus carreras
interminables a ningún sitio, sus aspavientos cuando le hacen falta y
le quitan el balón, en vez de revolverse y porfiar con el contrario, exige al
árbitro que la pite; el chutar desde cualquier posición sin pasarla al
compañero mejor situado, el acaparar el tiro de todas las faltas pese a que
lleva unas cuantas sin hacer gol, e incluso en la celebración de algunos goles,
contrasta la alegría desmesurada de los suyos frente a la frialdad de los
otros. Cuando falla -cosa que sucede a cualquiera- él se mira incrédulo
poniendo cara de sorpresa como diciéndose "no puede ser". Está
obsesionado por superar los 42 goles de la pasada liga y eso le pierde. Alguien
debería decirle que el Real Madrid no está para conseguir records particulares
sino colectivos. De ahí su comparación con Messi, jugador asociativo donde los
haya y él individualista y chupón. Los dos son los mejores jugadores del mundo
y cada uno tiene sus virtudes propias, no comparables. Cuando juega contra el
Barcelona, se transforma y no da de sí todo lo que se espera de él. Le pasa
como al opositor nervioso, que dominando todos los temas del temario, cuando
está delante del tribunal y llega la hora de la verdad, se queda en blanco.
Esta es una opinión personal y como tal puede ser rebatida por cualquier otra persona. Esperamos las opiniones de los lectores.
Antonio González Padilla
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